The human heart keeps, to put it in some way, a double nature based on its feelings that can be very noble represented in the beauty, delicacy, and softness of a flower, or disloyal, perverse and grotesque represented by the roughness, violence of the thorns in a cactus.

This is how, within a carnal context, throbbing with life represented by the magenta color, the heart debates between the good and beautiful of the flowers, in those warm tones, with the bad and the adverse represented in the cold-colored thorns.

El corazón humano guarda por decirlo de alguna manera, una doble naturaleza en base a sus sentires que pueden ser muy nobles representados en la belleza, delicadeza y suavidad de una flor, o desleales, perversos y grotescos representados por la aspereza, violencia de las espinas en un cactus.

Es así como, dentro de un contexto carnal, palpitante de vida representado por el color magenta, el corazón se debate entre lo bueno y bello de las flores, en esos tonos calidos, con lo malo y lo adverso representados en las espinas de color frio.